La lucha por una transición socio-ecológica justa y democrática es también una lucha por la vida, el agua y la dignidad. Hoy, más que nunca, necesitamos resarcir el pasado y construir un futuro en el que nuestras comunidades sean protagonistas. El futuro energético debe ser sostenible, respetuoso con el ambiente y centrado en las personas que históricamente han sido marginadas, precarizadas y violentadas. ¡Juntos(as) avanzamos hacia un modelo energético soberano que respete el planeta y garantice justicia social!